¿Por qué me duele la espalda cuando paso mucho tiempo en la cama?

El dolor aumenta considerablemente el día que duermes más de ocho horas

Descansas en un buen colchón, duermes las horas suficientes y, sin embargo, te duele la espalda; sobre todo en la zona lumbar. Y si algún día duermes más de la cuenta, la situación empeora. ¿Por qué ocurre esto? Roberto Junquera es experto en fisioterapia visceral y explica que el dolor en la columna puede deberse a la exteriorización de estrés acumulado y problemas de gases a nivel intestinal.

Dolor lumbar por acumulación de gases

Este dolor se instaura en la última fase del sueño. Suele ser sobre las cinco de la mañana en una persona que tiene el hábito de levantarse a las 7 o las 8, y aparece un dolor en la zona alta de las lumbares. Los pacientes cuentan que si respiran hondo, teniendo esa molestia, se les contractura la zona.

De hecho, los afectados se levantan de la cama porque cuando se ponen en marcha notan cómo les apacigua. Junquera explica que este dolor relacionado con la respiración suele deberse a un problema de gases a nivel intestinal. Para intentar evitarlo, el experto aconseja cenar de forma ligera a base de verduras y eliminando por completo los precocinados, para esquivar la gastritis o fermentación intestinal. Con esta recomendación en cuatro días debemos sentir la mejora.

Dolor lumbar por estrés y cansancio

El cansancio se manifiesta en las horas de descanso, cuando el cuerpo está relajado. Normalmente, cuando el bloqueo lumbar es de este tipo, los expertos hacer un examen al paciente donde normalmente suelen detectar una serie de anomalías.

Por ejemplo, el paciente está tumbado boca arriba y aparentemente la pierna izquierda parece ser más corta que la derecha y está girada hacia afuera. Y si el paciente está sentado y de pie, la cresta ilíaca izquierda quedará un poco más alta que la derecha. Según Junquera, estas asimetrías vienen dadas debido a un cansancio provocado por estrés y, a veces, se expresa en los momentos de descanso y más si ese día hemos dormido mucho.

De hecho, el fisioterpeuta cuenta que muchas personas desarrollan lumbalgia durante sus vacaciones, porque de esta manera su cuerpo le está indicando que necesita un respiro.

Fuente: 65ymas.com

¿Qué es la anquilosis? Síntomas, causas y cómo tratar la enfermedad

Falta de movimiento en una articulación

La anquilosis es la reducción parcial o total de la capacidad de movimiento de una articulación debido generalmente a que dos huesos se han unido dentro de la articulación (anquilosis ósea). También puede producirse a consecuencia de la rigidez de los tejidos articulares (anquilosis fibrosa). Las articulaciones son estructuras que facilitan la unión de dos huesos mediante una cápsula articular, ligamentos y cartílagos. La rigidez y pérdida de movilidad suele ser un proceso progresivo. La anquilosis más frecuente es la de rodilla, pero también es común la de hombro, codo y tobillo.

Causas de la anquilosis

Las causas de la anquilosis son muy diversas. Es frecuente que este trastorno sea creado por un traumatismo importante o por problemas congénitos. También puede ser de causa desconocida (idiopática) o producto de otra enfermedad como la osteomielitis o la tuberculosis. En ocasiones se produce a través de una operación quirúrgica con la finalidad de inmovilizar algunas articulaciones. La espondilitis anquilopoyética y la muy frecuente artritis reumatoide también pueden estar detrás de la anquilosis.

La anquilosis se puede clasificar de varias maneras:

Por estructuras comprometidas: anquilosis ósea y anquilosis fibrosa o anquilosis falsa. En la primera se unen dos huesos dentro de la articulación, en la segunda se inflaman las partes blandas, los tejidos articulares.
Por la región involucrada: columna vertebral, articulación temporo-mandibular, rodilla, cadera…
Por evolución: permanente o transitoria.
Por lateralidad: unilateral o bilateral.

Síntomas de la anquilosis. Rigidez articular

Los síntomas de esta enfermedad son varios y están relacionados con la ausencia de movilidad articular:

Rigidez.
Pérdida de movilidad en las extremidades.
Inflamación.
Dolor continuado.
Fiebre (en aquellas ocasiones en las que hay infección).
Diagnóstico de la anquilosis

Examen físico y análisis complementarios

La exploración física por parte del médico permite detectar la presencia de la anquilosis, pero suele ir acompañada de otras pruebas. El análisis de sangre permite comprobar si hay infecciones y otras afectaciones. También se usa la tecnología de detección por imagen para certificar con exactitud el estado de las articulación afectadas.

Tratamiento y medicación de la anquilosis. Mejorando los síntomas

El tratamiento de esta enfermedad busca mejorar los síntomas y corregir la causa que la haya originado e incluye medicación, cirugía y fisioterapia.

Tras la detección de la anquilosis se usan antiinflamatorios y analgésicos para mejorar los síntomas. Suelen contener esteroides que actúan como antiinflamatorios e inmunosupresores. La medicación se complementa con una serie de ejercicios ordenados por el fisioterapeuta. El objetivo de estos ejercicios es aumentar la movilidad articular y aliviar los síntomas.

En casos extremos se puede recurrir a la cirugía para reparar las estructuras articulares afectadas que puede ser, dependiendo del caso, abierta o por laparoscopia. Esta última es menos invasiva.

Prevención de la anquilosis. Baños de vapor

Al margen del tratamiento indicado, hay una serie de pautas y hábitos cotidianos con el objetivo de reducir el dolor y la rigidez. Es conveniente darse todos los días un baño de vapor, de una duración de 20 a 30 minutos, en el miembro afectado. También es adecuado masajear suavemente la articulación en la que se ha presentado el anquilosamiento con un movimiento que vaya desde el área implicada a las zonas sanas. Y llevar una dieta saludable para evitar el aumento de peso.

Fuente: La Vanguardia

Fisioterapia como medida preventiva para lesiones y enfermedades

Los problemas musculares, circulatorios y cervicales son muy frecuentes entre la población, dificultando un buen seguimiento de la vida cotidiana. Es en estos casos donde la fisioterapia entra en juego.

Esta disciplina de la salud está orientada a ofrecer una respuesta a diversas patologías y dolencias de forma no farmacológica y mediante diversas técnicas. Comúnmente se hace referencia a la fisioterapia como uno de los mejores métodos curativos y de rehabilitación. De hecho, es especialmente utilizada tras una cirugía para ayudar a la recuperación del paciente. Sin embargo, la fisioterapia puede ser usada como medida preventiva contra un gran número de lesiones y enfermedades.

Son pocos los que conocen las verdaderas posibilidades que ofrece la fisioterapia, por lo que resulta adecuado informarse en detalle en alguna clínica de fisioterapia. Al contrario de lo que piensa gran parte de la población, acudir a un fisioterapeuta sin sufrir ningún tipo de molestia puede ser realmente útil para controlar el bienestar del cuerpo, previniendo posibles lesiones o problemas más graves. Será el propio fisioterapeuta quien dicte y exponga las medidas más acertadas para no acrecentar al riesgo por lesión y actuar para evitar dolencias.

Para mantener el cuerpo en perfecto estado, lo más recomendable y habitual es visitar al terapeuta una vez cada seis meses o una vez al año para realizar un chequeo completo y conocer cuál es la situación actual. Esta medida es aún más importante en personas que acostumbran a llevar una vida con gran actividad física.

Tratamientos para evitar dolencias

Asimismo, es posible visitar una clínica de fisioterapia sin tener ningún tipo de síntomas de lesiones para realizar diversas sesiones preventivas o un entrenamiento específico para reducir el riesgo de sufrir alguna patología. Este paso es de vital importancia cuando el paciente ya ha tenido con anterioridad algún tipo de problema en una zona concreta del cuerpo. Es más, en el día a día y debido al trabajo y a las actividades llevadas a cabo, las articulaciones y músculos tienden a perder movilidad. Por este motivo, recurrir a tratamientos de fisioterapia ralentiza notablemente este proceso, impidiendo los posteriores dolores en el cuerpo. Son muchas las lesiones, que desde la fisioterapia no se pueden curar, pero sí que se pueden aliviar los síntomas y cuanto menos retrasar al máximo el paso por quirófano. Por tanto, la fisioterapia puede ayudar en determinadas ocasiones a prevenir la utilización de técnicas más agresivas para el cuerpo.

Uso de técnicas no invasivas

De igual modo, la fisioterapia ayuda a entender cómo funciona nuestro cuerpo y qué señales nos está dando. Una vez que el paciente conoce el porqué de su patología puede poner mucha más atención a la hora de evitar los factores perpetuadores de la misma. Muchas veces los pacientes toman decisiones sobre sus lesiones basadas en el exceso de información disponible en internet y a veces eso les lleva a una confusión mayor.

Es importante asegurarse de estar acudiendo a un buen especialista, que esté colegiado y que tenga la preparación adecuada para tratar la patología que presenta el paciente.

Fuente: Madridiario