EL BRUXISMO: CONSECUENCIAS Y CÓMO ALIVIARLO

 

Si por las noches no descansas como debieras porque aprietas las mandíbulas es probable que padezcas esta patología muy común y que conviene tratar cuanto antes

Apretar inconscientemente la mandíbula, estar constantemente rechinando los dientes sin darte cuenta, ambos son síntomas de que se está padeciendo bruxismo, una patología que sufren casi siete de cada 10 personas, según datos de los especialistas de la farmacia online española DosFarma.

El bruxismo más conocido es el que se produce mientras la persona duerme, pero no es el único. Es posible seguir manteniendo esas malas costumbres de manera inconsciente también cuando estamos despiertos.

El cuerpo no se relaja, no se consigue conciliar un sueño realmente reparador y además, el desgaste del esmalte dental termina debilitando el propio diente, se producen muchas afecciones periodontales, musculares, articulares e incluso óseas. Se sabe que el bruxismo es la causa principal de los trastornos que se producen en la articulación temporomandibular (ATM).

Para Amanda Dutruc, farmacéutica del grupo DosFarma, el bruxismo «es un trastorno invisible pero tremendamente común. Es difícil darse cuenta de cuándo se vuelve un auténtico problema porque lo hacemos sin ser conscientes, ni siquiera cuando estamos despiertos. Sin embargo, sus consecuencias son muy visibles y pueden llegar a ser graves.»

Por qué se padece bruxismo

Es una patología que se vincula con el consumo de medicamentos o sustancias químicas pero también con trastornos psiquiátricos o neurológicos. Hay medicinas que lo tienen como efecto secundario, como algunos antidepresivos. También el consumo de alcohol, el tabaco o las bebidas energéticas influyen en el riesgo de que aparezca o empeore.

Los meses de confinamiento, el estrés, la sensación de incertidumbre que ha provocado la pandemia en gran parte de la población, ha multiplicado los casos de bruxismo en general porque en esta patología la salud mental juega un papel muy importante.

Los médicos tienen clara la relación directa que existe entre el estrés que se soporta en el día a día y las posibilidades de que se produzca bruxismo. Tener dificultades para dormir es un factor decisivo en el bruxismo nocturno. El insomnio, y el estrés que deriva de él, la apnea del sueño o los terrores nocturnos influyen mucho en la tensión de la mandíbula durante la noche.

Las personas con trastorno de déficit de atención por hiperactividad también son propensas a sufrirlo, como aquellas otras que tienen la capacidad de concentrarse profundamente y que sin darse cuenta aprietan la mandíbula en ese proceso mental.

Suele ser más frecuente en niños y suele superarse cuando se alcanza la edad adulta aunque puede aparecer en cualquier edad.

En ocasiones, el bruxismo es solo algo leve o temporal y ni siquiera tiene consecuencias. Habrá momentos puntuales en los que apretemos sin darnos cuenta, pero eso no tiene por qué traer problemas a largo plazo.

Qué podemos padecer si desarrollamos bruxismo

Si el hábito es continuado, si llevamos tiempo padeciendo bruxismo aunque no seamos conscientes de ello puede que se hayan desarrollado una serie de dolencias relacionadas directamente con ello.

Dolores musculares. La tensión que se acumula por el rechinamiento constante se refleja en los músculos cercanos a la mandíbula. Eso implica dolor de cuello, molestias en los oídos e incluso dolores de cabeza.

Sensibilidad dental. El roce constante de los dientes desgasta el esmalte y hace que se vuelvan más sensibles.

Además de la sensibilidad, el bruxismo puede provocar que nos rompamos algún diente y que sean más pequeños de lo habitual, porque se van desgastando mucho más deprisa de lo que deberían.

Molestias en la articulación temporomandibular, justo la articulación que se sitúa delante de los oídos. Esas molestias pueden manifestarse con un chasquido cuando abrimos y cerramos la boca pero el bruxismo también va a provocar dolor en otras zonas de la cabeza y la cara.

Cómo se puede aliviar esta patología

El primer paso es ponerse en manos de un profesional que pueda ayudarnos a superar el bruxismo empezando por paliar sus efectos más negativos e incluso dolorosos.

El tratamiento más habitual suele ser una férula de descarga para que los dientes no choquen entre sí mientras se duerme. Así se consigue que los músculos se relajen y sobre todo se evita el desgaste.

Los músculos del cuello y de la espalda también sufren esta tensión y pueden resentirse por lo que es imprescindible mantener una buena postura durante el día para ir relajando estas zonas.

Estirar los músculos cervicales es un ejercicio muy sencillo que va a ayudar mucho a relajar la tensión en la mandíbula.

Para descomprimir el hueso temporal funciona muy bien tirar de las orejas. El hueso temporal es de los huesos principales que forman la articulación temporomandibular, la que más sufre por culpa del bruxismo.

Hay que dejar por completo la costumbre de masticar chicle porque esa masticación carga aún más la mandíbula y crea una tensión que el cuerpo va a liberar como pueda y cuando pueda aunque no sea de la mejor forma o al menos, la más sana.

El automasaje de mandíbula es una de las mejores técnicas para liberar la tensión acumulada mejorando la circulación en la zona al mismo tiempo.

Los parches de calor también son de gran ayuda para relajar los músculos en tensión tanto de cuello, espalda o incluso los de la mandíbula.

Fuente: Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Navarra (COFN)

FIBROLISIS INSTRUMENTAL MIOFASCIAL (FIM)

DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA

La técnica de Fibrolisis fue creada por el fisioterapeuta sueco Kurt Ekman y desarrollada
en los años posteriores a la 2a Guerra Mundial especialmente a partir del 1972.

La técnica de FIM (Fibrolisis Instrumental Miofascial) se define como la realización de una ruptura de
fibras mediante unos instrumentos (ganchos). Su finalidad es devolver al
sistema miofascial su rango de movilidad normal mejorando así el movimiento, el dolor
y otros aspectos clínicos relacionados sin traspasar la piel.

ACCIONES DE LA FIM

  1. Acción Mecánica. Consiste en liberar adherencias fibrosas y romper
    corpúsculos irritativos inter y mioaponeuríticos que pueden provocar esquemas de
    tensión mioaponeuróticos (hematomas, cicatrices, procesos inflamatorios,
    síndromes compartimentales, atrapamientos neurales o de otro tipo, contracturas, etc.)
    Producirá un efecto beneficioso impidiendo la formación de nuevas
    adherencias, mejorando el rango de movilidad, dará salida a líquidos estancados,
    permitirá una mejor organización del tejido de colágeno…
  2. Acción Circulatoria. Se puede observar rápidamente mediante un aumento de la temperatura local y una
    hiperemia de la región tratada, signos inequívocos de un aumento de temperatura.
    Tendrá un efecto de aumento de la circulación local y linfática, liberando histamina y
    mejorando el trofismo de la región.
  3. Acción Refleja. Producida por el contacto del gancho de la piel o por los movimientos repetitivos del
    gancho, o por el efecto de bombeo–‐presión sobre las estructuras entre otros.
  4. Acción Metabólica. Se producirá una liberación de sustancias que permitirán modificar el umbral del dolor
    (Sustancia P, acetilcolina, catecolaminas…).
  5. Acción Psicológica. Aunque ese efecto no es distinto de otras técnicas de fisioterapia, el aspecto agresivo de los mismos, su forma e incluso su sonido pueden condicionar una respuesta de tipo psicológico.

INDICACIONES DE LA FIM

La técnica de Fibrolisis es útil en la gran mayoría de patologías del aparato
locomotor que cursen con:
– Exudados y hematomas
– Contracturas musculares
– Adherencia de tejidos
– Acortamiento de tejidos
– Rupturas de tejidos (fracturas, rupturas ligamentosas, cirugías…)
– Cicatrices
– Patrones de tensión muscular intrínsecos o extrínsecos
– Atrapamientos de estructuras neurales, vasculares o miotendinosas
– Procesos degenerativos de tejidos musculares, óseos, articulares…

CONTRAINDICACIONES DE LA FIM

  • Dolor
  • Mal estado cutáneo
  • Heridas, úlceras, etc.
  • Mal estado circulatorio (varices, fragilidad capilar, pacientes tratados con anticoagulantes, hemofílicos, etc.)
  • Procesos inflamatorios (tendinitis o tenosinovitis); no se utilizará sobre el tendón directamente, pero sí sobre el vientre muscular.
  • Celulitis
  • Embarazo. Está contraindicado el uso de los ganchos en zonas del
    abdomen, pelvis anterior, tórax inferior y columna dorsal baja y lumbar.

Fuente: COFN