¿Qué es el trastorno craneomandibular?
El trastorno craneomandibular es un término muy amplio que engloba diferentes procesos que afectan a la articulación temporomandibular y los tejidos que están alrededor de esta, entre ellos los músculos masticatorios (masetero, temporal, pterigoideo y digástrico). Un porcentaje muy elevado de afecciones de la articulación suelen generar dolor articular. De hecho, casi un 80% de los pacientes (según algunos estudios epidemiológicos) cursan dolor de cuello. También es frecuente que estos pacientes presenten dolor localizado en la región orofacial o referido hacia la cabeza y cuello, pudiendo coexistir todo esto junto con una mayor o menor pérdida de apertura bucal u otras dificultades masticatorias.
«El fisioterapeuta es clave en el equipo multidisciplinar de tratamiento a estos pacientes, ya que posiblemente sea el que provea un tratamiento más completo siempre y cuando sea experto en el área y adopte un planteamiento terapéutico multimodal.» – Alba Paris, médico y fisioterapeuta.
Causas:
No se conoce una causa concreta pero hay evidencias científicas que muestran que afectan más a las mujeres que a los hombres y que lo padece alrededor del 20% de la población española. Las causas principales que los desencadenan son las parafunciones (como el bruxismo) y el estrés. Por ejemplo, tras la pandemia, el estrés emocional parece un detonante que ha incrementado estas patologías en pacientes que no cursaban trastornos craneomandibulares anteriormente.
Factores de riesgo:
Además de las parafunciones y el estrés, hay otros factores de riesgo relacionados como por ejemplo:
- Traumatismos de alta velocidad o accidentes en los que se presente una fractura mandibular.
- Micro y macrotraumatismos.
- Determinadas características oclusales.
- Un tiempo prolongado de apertura de la boca (tratamientos odontológicos largos como una endodoncia, por ejemplo)
- Artritis reumatoide.
- Ser mujer.
Otros factores asociados:
- Mala calidad del sueño.
- Bajos niveles de actividad física.
- Coexistencia de dolor de cabeza.
- Presencia de ansiedad y depresión.
Los tratamientos más adecuados:
En opinión de Alba Paris (médico y fisioterapeuta citada anteriormente), el tratamiento más adecuado para tratar estos trastornos es el conservador. “Durante muchos años se estuvo realizando intervenciones quirúrgicas para corregir posiciones del disco o para mejorar la lubricación de la articulación y limpiarla internamente. Estos procedimientos se han dejado de hacer de manera rutinaria entre otras cosas porque la evidencia científica ha puesto de manifiesto que el tratamiento conservador es la mejor opción”, asegura la fisioterapeuta.
Opciones conservadoras:
Dentro de las opciones conservadoras existe la posibilidad de tomar fármacos analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares, según prescripción facultativa. Actualmente también está en auge la utilización de bótox para el bruxismo o el dolor muscular masticatorio, aunque según Paris no hay suficiente evidencia científica que justifique el uso del bótox con un objetivo analgésico en estos pacientes.
Por ello, recomienda siempre, en su lugar, el tratamiento por medio de terapia manual sobre las estructuras craneomandibulares y la prescripción de ejercicio terapéutico. “Todo ello, junto con las recomendaciones adecuadas y un proceso de educación terapéutica sistemático hacen posible la recuperación de los pacientes en la mayor parte de los casos. Si se realiza de forma adecuada, muy pocos tendrán que pasar por una cirugía”, subraya.
Tratamientos manuales:
Dentro del equipo multidisciplinar para atender la patología de la articulación temporomandibular (ATM) también hay odontólogos que pueden abordar este tipo de problemas con fármacos y férulas. Realizar únicamente este abordaje es quedarse a la mitad del tratamiento conservador disponible para estos pacientes, el cuál solo lo puede aportar un fisioterapeuta especializado. Tratar manualmente y pautar de una manera muy precisa los ejercicios es importantísimo en estos casos e incluso con algunos pacientes se necesitará de la participación de un cirujano maxilofacial para valorar si el caso puede necesitar cirugía.
Alteraciones psicológicas:
Es importante destacar que un alto porcentaje de pacientes con trastornos craneomandibulares de larga evolución terminan desarrollando alteraciones psicológicas. Por ello Paris estima que en el equipo interdisciplinar de tratamiento también debe haber siempre un psicólogo, puesto que algunos necesitan una terapia cognitivo-conductual enfocada a disminuir el dolor, a un automanejo del estrés diario o a tratar algunas conductas desadaptativas que el paciente puede presentar.
Fuente: Colegio de Fisioterapeutas de Navarra.